jueves, 14 de mayo de 2020

PRÁCTICA 9.- Le Educación en 2030

Elche, 14 de mayo de 2030


Hace ahora diez años me preguntaba cómo iba a ser la educación en 2030. Lejos de pensar en aulas abarrotadas de todo tipo de instrumentos tecnológicos, soportes intangibles y cascos de realidad aumentada, empecé a identificar allá por el 2020, desde mi recién estrenada experiencia como docente, los obstáculos en el camino -para algunos más obstáculo, para otros más excusa- del docente implicado.



Y lo cierto es que no me equivocaba del todo. En todos mis años como docente he descubierto que muchos teníamos la Educación del 2030 hace ya años. La educación del 2030 es algo completamente atemporal y, además, irregular en el tiempo. Lo cierto es que intento alcanzarla todos los días que me levanto y voy al instituto: diseño mis clases con pasión, atiendo a las necesidades de mis estudiantes y siempre me exijo más. Y por fin lo he entendido: la Educación del 2030, la del 2020 y la del 2040 son una utopía. Siempre que creamos haber alcanzado el éxito como docentes habrá un nuevo escalón que subir hacia la educación del 2030: la educación del mañana que quiero hoy. Me ha quedado claro, por supuesto que lo que hoy, en 2030, es una utopía conseguida, en 2060 será una distopía si me anquiloso en el docente que soy hoy (y así de lo dije a mi compañero de departamento, que lleva la palabra "Educación 1989" tatuada en la frente).

Recuerdo ahora, tantos años después, uno de los puntos de inflexión en mi concepción de la docencia. Lo ocurrido en un aula de 1.º de ESO durante mis prácticas en el instituto me sirve de precedente para lo que hoy, diez años después, quiero contar. Ocurrió que, durante una actividad muy creativa, los alumnos y las alumnas tenían que decorar una foto suya con recortes de revistas de moda (masculinas y femeninas). No existían en el aula esos prejuicios que le Educación de 2010, cuando yo estudiaba 1.º de ESO, no pudo erradicar. Un alumno decoraba su cara con la sombra de ojos de una top model y su compañera diseñaba su vestimenta con la camiseta de un futbolista masculino.

A partir de aquí entendí que la educación del futuro no dependerá ni de las aulas en las que demos clase ni en los recursos de los que dispongamos (al menos en un primer plano). La Educación, en el sentido más amplio de la palabra, contiene unas premisas que van más allá de los contenidos: que todos podamos acceder a ella, que eduque en valores, que nos ayude a encontrar nuestro lugar en el mundo, que resuelva todas nuestras dudas, desde las laborales hasta las psico-afectivas: esa es la Educación que mis compañeros y yo enseñamos a día de hoy, 14 de mayo de 2030.


El gran cambio de la Educación en 2030 será que muchos más niños puedan acceder a ella, que ninguno tenga miedo a sentirse como son y que nosotros le pongamos la pasión del que ha conseguido lo que se propuso con sus alumnos pero siempre quiere más (para ellos y ellas).

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