Hola queridos
compañeros y queridas compañeras, aquí os dejo un pequeño relato sobre la
educación en 2030.
Era un viernes
12 de abril, el “pareloj” daba las 7.29 en un ambiente sereno y tranquilo, un
minuto después sonó la alarma para perturbar el silencio que se respiraba en
casa la familia Mernissi, formada por Fátima, su esposo Farid y su hijo Jamil. Como
era de costumbre, Jamil, un niño responsable, se dirigió al baño para asearse y
preparar sus cosas antes de reunirse con sus padres en el comedor para
desayunar. A sus 15 años, Jamil hablaba 5 idiomas, y todo ello gracias, por un
lado a sus padres, que hablaban en casa árabe, español y valenciano, y por otro
lado al programa de enseñanza de lenguas extranjeras que había en su centro
educativo “franinglota” donde aprendió francés e inglés. Tenía compañeros que
hablaban incluso más idiomas que él, pero había otros que hablaban menos, pero
todos hablaban más de una lengua.
El “pareloj” ya
marcaba las 8.15, y tras un rico desayuno con sus padres viendo las noticias en
el “periodiradio”, acudió a la escuela y llegó a la hora prevista como era
habitual en él, pues el “pareloj” digital mucho más grande que el de su casa,
daba las 8.27. Ese día tenía clase de lengua a primera hora con el profesor
Abbassi, un señor de casi 40 años, de los cuáles llevaba diez ejerciendo como
docente. Abbassi, había vivido de primera mano el gran desarrollo que había
sufrido la educación y el mundo en general, y contaba a sus alumnos los diferentes
cambios, sobre todo aquellos relacionados con su asignatura, lengua, que antes
se impartía junto a la literatura.
Jamil entró al
aula de lengua y se sentó en el sitio que se le había asignado, donde tenía su
ordenador y su tableta que le permitían hacer búsquedas de información
requerida por el profesor en páginas seguras, consultar el diccionario, contaba
con las diferentes lecturas con sus respectivos ejercicios, podía acceder al
blog y otros recursos abiertos creados por el profesor, entre otras
herramientas que facilitaban su proceso de aprendizaje. En un momento dado
cuando Jamil estaba inmerso en sus quehaceres, se percató de la ausencia de su
amigo Carlos, y se mostró preocupado ya que sabía que el ordenador iba a
mandar, de forma automática, un aviso a sus padres a través de la aplicación “ausenaviso”,
pero pronto se acordó que ese día Carlos tenía cita con el dentista.
Cuando los
alumnos estaban sumergidos en sus tareas asignadas, Abbassi hizo un viaje con
su mente para retrotraerse una década en el tiempo, echando de menos aquella
época libre de tantas tecnologías, donde los alumnos estudiaban en libros de
papel y las TIC eran algo más bien secundario. De pronto, ese viaje se vio
interrumpido por la llamada de un alumno que no comprendía el ejercicio a
realizar, y entonces acudió en su ayuda, pues su labor consistía en guiar a los
alumnos en su proceso de enseñanza-aprendizaje basado en la autonomía. Quince minutos
después, sonó la alarma en señal de fin de la clase, la clase siguiente era de
literatura y a Jamil le encantaba. Las clases eran más amplias y tenían un
distribución que favorecía un buen amiente de estudio y disfrute, el centro
contaba con un espacio ajardinado en forma de biblioteca que incitaba a la
lectura en los descansos y había un equipo de profesionales en psicología que
atendían al alumnado con problemas psicológicos. Por otro lado, gracias al
equipo de mediación formado por miembros del profesorado y alumnado, ya no había
tantos problemas de bullying.
Después de un día
intenso de clases, sonó la alarma para dar fin a la jornada, en ese momento Fátima
estaba esperando a su hijo en la puerta para regresar junto a casa, pues Farid
había preparado un delicioso Cuscús para comer.
Gracias por
vuestra atención.
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