Buenas tardes, queridos y queridas:
Esto está más cerca del final y ya vamos cerrando capítulos y sopesando la incontable información que hemos recibido durante este curso. ¡Qué mejor manera que escribiendo una "breve" reflexión sobre este período en el que han convivido asignatura y confinamiento en una unión casi perfecta!
Durante esta asignatura he aprendido que hay otras maneras de dar clase y de plantear la lengua y la literatura a nuestros alumnos; convirtiéndolos en espíritus activos en busca de conexiones, de referencias entre la tradición y la innovación, contribuyendo a una enseñanza significativa en la que el alumno es, sin duda, un sujeto que construye su propio aprendizaje.
Hemos aprendido la importancia de la formación en TICs como docentes y la necesidad de transmitir esos conocimientos a nuestro alumnado que, como decía una compañera del máster, a pesar de haber sido bautizados como nativos digitales no nacen sabiendo utilizar de manera crítica todo lo que ronda en la web y desconocen el potencial de muchas herramientas tecnológicas que favorecen su aprendizaje.
Hemos comprendido lo valioso que puede ser compartir nuestro material a través de recursos abiertos y consumir el de otros (eso sí, teniendo en cuenta los tipos de licencia Creative Commons) y que en línea hay otros muchos recursos como los MOOC o las WebQuest que pueden ampliar las opciones a la hora de llevar a clase material innovador y alternativo. También hemos sido conscientes de lo que conlleva ser un docente implicado y apasionado completamente por su asignatura.
Valoro el uso que hemos hecho de las redes sociales, sobre todo haber podido volver a Twitter, aunque no le haya dedicado todo el tiempo que me hubiese gustado. Ha quedado más que claro que no solo ha servido para llenar de todo tipo de contenidos interesantes y didácticos nuestros timelines sino para crear comunidad entre nosotros, para conocernos un poco más (y ese factor humano es imprescindible).
Y ya que nos hemos puesto a reflexionar, me gustaría hablar también de lo que he aprendido durante este confinamiento (quién sabe si aprenderemos mucho más de aquí a que acabe).
He aprendido a parar, a ser capaz de estar en casa y ser feliz a pesar del confinamiento, de la enfermedad, de las malas noticias, de la ansiedad, de la monotonía, de depender de mi familia. Diría que ahora hasta me he vuelto un poco casera, cosa que viniendo de mí es más que insólita. También he optado por vivir el presente, aunque es algo ya venía haciendo desde hace tiempo, pero ahora ni siquiera pienso en qué pasará mañana, cada día es para vivirlo íntegro y en esencia, cada día es un privilegio.
Esto está más cerca del final y ya vamos cerrando capítulos y sopesando la incontable información que hemos recibido durante este curso. ¡Qué mejor manera que escribiendo una "breve" reflexión sobre este período en el que han convivido asignatura y confinamiento en una unión casi perfecta!
Durante esta asignatura he aprendido que hay otras maneras de dar clase y de plantear la lengua y la literatura a nuestros alumnos; convirtiéndolos en espíritus activos en busca de conexiones, de referencias entre la tradición y la innovación, contribuyendo a una enseñanza significativa en la que el alumno es, sin duda, un sujeto que construye su propio aprendizaje.
Hemos aprendido la importancia de la formación en TICs como docentes y la necesidad de transmitir esos conocimientos a nuestro alumnado que, como decía una compañera del máster, a pesar de haber sido bautizados como nativos digitales no nacen sabiendo utilizar de manera crítica todo lo que ronda en la web y desconocen el potencial de muchas herramientas tecnológicas que favorecen su aprendizaje.
Hemos comprendido lo valioso que puede ser compartir nuestro material a través de recursos abiertos y consumir el de otros (eso sí, teniendo en cuenta los tipos de licencia Creative Commons) y que en línea hay otros muchos recursos como los MOOC o las WebQuest que pueden ampliar las opciones a la hora de llevar a clase material innovador y alternativo. También hemos sido conscientes de lo que conlleva ser un docente implicado y apasionado completamente por su asignatura.
Valoro el uso que hemos hecho de las redes sociales, sobre todo haber podido volver a Twitter, aunque no le haya dedicado todo el tiempo que me hubiese gustado. Ha quedado más que claro que no solo ha servido para llenar de todo tipo de contenidos interesantes y didácticos nuestros timelines sino para crear comunidad entre nosotros, para conocernos un poco más (y ese factor humano es imprescindible).
Y ya que nos hemos puesto a reflexionar, me gustaría hablar también de lo que he aprendido durante este confinamiento (quién sabe si aprenderemos mucho más de aquí a que acabe).
He aprendido a parar, a ser capaz de estar en casa y ser feliz a pesar del confinamiento, de la enfermedad, de las malas noticias, de la ansiedad, de la monotonía, de depender de mi familia. Diría que ahora hasta me he vuelto un poco casera, cosa que viniendo de mí es más que insólita. También he optado por vivir el presente, aunque es algo ya venía haciendo desde hace tiempo, pero ahora ni siquiera pienso en qué pasará mañana, cada día es para vivirlo íntegro y en esencia, cada día es un privilegio.
He aprendido a cuidarme, a pensar en mí, a establecer prioridades, a relativizar algunas cosas, a no ser tan exigente conmigo misma, a perdonarme un poco más y a aceptar que no siempre uno puede dar el 100%. He aprendido que las cosas que parecían insignificantes se vuelven necesarias y que la mayoría de lo que nos rodea es superfluo y solo sirve para hacer ruido y llenar el vacío que a veces impera en nuestras vidas.
Hay cosas que ya sabía pero que esta situación me ha confirmado... Como que la música es siempre un bálsamo, que es necesario cultivar la mente pero también el cuerpo y que en nuestra pluma está el poder de crear nuevos mundos si dedicamos un poco de tiempo y dejamos volar la imaginación. También que la hipocresía de la gente no tiene límites cuando aplauden por los sanitarios y después votan a gobiernos que recortan en sanidad y en educación.
Me he dado cuenta de la importancia de la escuela, de poder ir cada día no solo a aprender contenidos sino a hablar con tus amigos, a escuchar al docente, a sentir, a compartir, a reír... He pensado mucho en mis niños y niñas del IES Las Lomas, en las situaciones tristes que estarán pasando algunos para los que el instituto es su hogar y el cuerpo docente su familia, en aquellos que no tienen internet en casa o ni siquiera tienen un ordenador y, sobre todo, en aquellos a los que les faltará lo básico para tener una vida digna.
Por encima de todo, he aprendido a ser paciente, no todo lo que me gustaría, pero es un paso.
Pd. Comparto una canción de El Kanka dedicada a todos/as vosotros/as y a todas las personas que queremos y que estos días tenemos lejos.